Jesús y sus discípulos salieron hacia las aldeas de Cesárea de
Filipo. En el camino les preguntó: — ¿Quién dice la gente que soy yo?
—Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de
los profetas —contestaron. —Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? —Tú eres
el Cristo —afirmó Pedro. Jesús les ordenó que no hablaran a nadie
acerca de él. Marcos 8:27-30
¿Cómo van las encuestas? Unos dicen que eres un profeta, otros opinan que eres Juan Bautista resucitado,
otros dicen que eres Elías que ha regresado del cielo, otros dicen que
eres un gran maestro, otros dicen que eres un iluminado, otros dicen que
un buen hombre, otros dicen que eres un gran sabio.
El Maestro los mira y les lanza otra pregunta ¿Y ustedes que creen?
Los discípulos empiezan a mirarse unos a otros, pero ninguno se anima a
hablar. Hace unos segundos todos opinaban. Es fácil hablar de los demás,
es sencillo decir lo que otros piensan. Pero cuando uno es confrontado
no hay escapatoria.
No se trata de un problema de identidad, Jesús no está dudando de su
misión, como cuando alguien pregunta ¿Verdad que juego bien? ¿Verdad que
canto bonito?
Jesús sabe perfectamente quien es, no tiene duda alguna. La pregunta
no es para satisfacer alguna necesidad en él mismo, no le interesan las
“encuestas”, ni la opinión pública, la identidad del Maestro no es un
asunto de democracia, Jesús sabe quien es.
La pregunta tampoco es para saber quién es el que realmente lo
conoce, Jesús es consiente de quien lo seguirá hasta el fin y quien lo
negará.
Se trata más bien de una pregunta que nos enfrenta con nuestra
identidad, ¿con quién te identificas? ¿Con Juan al bautista? ¿Con Elías?
¿Con Paulo Coehlo? ¿Con Daila lama? ¿Con el Papa? ¿Con Cristo?
Hay muchos “cristianos” que siguen a Jesús, pero ante la pregunta
¿Quién dices que soy yo? Dejan ver su pobre relación con el Señor. Hay
quien lo ve como un Juez rígido, están los que lo identifican con el
legalismo, hay quienes lo comparan sólo con los milagros o dones, otros
con superficiales filosofías, hay quien lo ve como un iluminado más,
están los que lo ve como un genio en su lámpara listo para obedecer sus
decretos, están los que lo ven tan bueno que nunca mandaría a alguien al
infierno.
Pedro dijo: El Cristo. Según el Evangelio de Mateo añadió: El hijo
del Dios viviente. Eso identificó, a Pedro, toda su vida. Hasta el
grado de dar su vida por Él.
¿Según tu quién es Jesús?