“Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones. Y yo dije: ¡Ah! ¡ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová”
Jeremías 1: 5-8
Era el privilegio que siempre habías añorado, sabias que habías nacido para ello, te propusiste cada día orar porque un día estuvieras allí. Nadie mejor que Dios sabía que era tu gran anhelo, era tu deseo estar sirviendo en esa área, se lo dijiste muchas veces y luchaste por alcanzarlo y ahora lo tienes.
Pero, ¿Por qué ahora quieres renunciar?, ¿Por qué?, ¿Por los comentarios de los demás?, ¿Por qué hay alguien que no quiere que cumplas el propósito para el cual Dios te llamo?, ¿Por qué no te sientes digno de ello?, ¿Por qué no te sientes capaz?, ¿Por qué?
No lo puedo creer, estas a punto de tomar una decisión que no quieres tomar, que si te remontaras a esa época en donde anhelabas ese privilegio ni de broma se hubiera asomado ese pensamiento que en este momento anda rondando tu mente.
Tu no naciste para renunciar, sino para conquistar y avanzar, no puede ser posible que hoy estés pensando en dar un paso atrás, tu muy bien sabes que no es lo correcto, es mas esa inseguridad y ese sentimiento de incomodidad que hay en tu corazón para tomar esa decisión son la confirmación que no es lo mejor para tu vida.
¡Vamos! No renuncies, no eches a la borda algo que con tanto esfuerzo y dedicación lograste, no entregues lo que un día Dios te entrego a ti, porque una cosa debes de saber y es que ese privilegio no fue dado por un hombre, ese privilegio Dios te lo dio.
Tú debes comprender que no le sirves al hombre sino que a Dios, que todo lo que haces es para el Señor y por eso debes seguir realizando lo que un día Dios te encomendó.
Colosenses 3: 23 y 24 dice: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís”.
Por favor no renuncies, sigue desarrollando el talento que Dios te otorgo, comentarios negativos siempre habrán, personas que estén en contra de lo que quieres hacer para Dios también, pero tu mirada y tus oídos no están en ellos, sino en el Señor que te dice en esta hora:
NO RENUNCIES, SIGUE ADELANTE, YO ESTOY CONTIGO.