A lo largo de los años se ha redefinido la palabra amateur y ésta ha perdido el verdadero sentido de su significado original. La palabra en castellano proviene de la palabra latina amore que significa «amar». Un amateur es alguien que hace algo simplemente por amor a ello.
En la manera de pensar de hoy, recibir un pago por hacer algo nos lleva a una categoría «más elevada» -la de un profesional. El razonamiento es que, si alguien está dispuesto a pagar por nuestro servicio, debemos ser realmente buenos. Por lo tanto, se considera que un amateur tiene menos habilidad o talento.
Sin embargo, al leer la Biblia, veo una jerarquía diferente de valores. Durante el tiempo de Jesús, los profesionales religiosos estaban usando su posición para ganar poder y prestigio para ellos mismos, no para servir al pueblo. Jesús no eligió a los que eran sabios, poderosos, o nobles según los estándares humanos (1 Corintios 1:26). Buscó a los que estaban dispuestos a seguirle y a ser entrenados para el servicio en amor.
En el mundo de hoy, el escenario es muy parecido. Dios sigue buscando «amateurs», que sirvan al Señor por puro amor a ello. Que nuestro amor por Jesús nos obligue a proclamar, tal y como los discípulos y los apóstoles lo hicieron antes que nosotros, el amor de Dios por el mundo siguiendo el ejemplo de amar y servir a los demás.
Una prueba de nuestro amor por Dios es nuestro amor por nuestro prójimo.
Porque el amor de Cristo nos constriñe” 2 Corintios 5:14
En la manera de pensar de hoy, recibir un pago por hacer algo nos lleva a una categoría «más elevada» -la de un profesional. El razonamiento es que, si alguien está dispuesto a pagar por nuestro servicio, debemos ser realmente buenos. Por lo tanto, se considera que un amateur tiene menos habilidad o talento.
Sin embargo, al leer la Biblia, veo una jerarquía diferente de valores. Durante el tiempo de Jesús, los profesionales religiosos estaban usando su posición para ganar poder y prestigio para ellos mismos, no para servir al pueblo. Jesús no eligió a los que eran sabios, poderosos, o nobles según los estándares humanos (1 Corintios 1:26). Buscó a los que estaban dispuestos a seguirle y a ser entrenados para el servicio en amor.
En el mundo de hoy, el escenario es muy parecido. Dios sigue buscando «amateurs», que sirvan al Señor por puro amor a ello. Que nuestro amor por Jesús nos obligue a proclamar, tal y como los discípulos y los apóstoles lo hicieron antes que nosotros, el amor de Dios por el mundo siguiendo el ejemplo de amar y servir a los demás.
Una prueba de nuestro amor por Dios es nuestro amor por nuestro prójimo.
Porque el amor de Cristo nos constriñe” 2 Corintios 5:14