domingo, 27 de junio de 2010

La Nómina Mundialista


Estamos en pleno mundial Sudáfrica 2010, por primera vez en la historia un mundial se lleva a cabo en tierras africanas, 32 países han clasificado para esta cita mundialista.

Cada selección ha realizado una nomina de 23 jugadores que ellos consideran los mejores de cada país para representarlos en el mundial y muchos de estos países han dejado fuera de su nomina a jugadores consideramos de los mejores del mundo, pero solo hay espacio para 23 jugadores por selección.


Cada jugador que está en esa nomina para el mundial se ha preparado durante todo este año, tratando de hacer el mejor papel posible en sus respectivos clubes para ser contado entre los 23 jugadores de su selección que disputaran ese mundial que solo se lleva a cabo cada cuatro años.

Para todo jugador de futbol su sueño es jugar en un mundial y si es posible marcar un gol para quedar escrito en la historia de los mundiales de futbol.

No hay un evento deportivo en el mundo que llame más la atención que el Mundial de Futbol, para todos aquellos que somos simpatizantes del futbol nos es un deleite ver jugar a los mejores del mundo y ver disputar a dichas selecciones por un solo puesto, el de campeón mundial.

He leído historia de jugadores que han llorado como niños por no ser contados entre los 23 jugadores de sus respectivas selecciones; jugadores de clase, con grandes cualidades pero que no terminaron de llenar los requisitos que el entrenador nacional solicitaba.

También Dios tiene una nomina para todos aquellos que anhelen golear a las fuerzas del mal, una nomina en donde estarán quizá no los mejores de todo el mundo, pero si los que se rindan delante de Dios y dispongan todas sus fuerzas para derrotar las obras de las tinieblas.

Esa nomina no tiene numero, pueden ser todos los que lo deseen y tenga un corazón dispuesto a ello, no se necesita ser el mejor en su área, aunque si lo fuera seria excelente, cada uno de nosotros somos capaces de formar esa nomina de Dios e ir y golear al reino de las tinieblas.

Podemos meter una goleada al reino de las tinieblas viviendo una vida santa, agradando a Dios con todo lo que hagamos, hablando de manera adecuada, pensando positivamente como Dios quiere y sobre todo arrebatando más vidas al reino de las tinieblas y trayéndolas al Señor.

El mundial de futbol se vive cada cuatro años, pero nosotros vivimos nuestro propio mundial a diario, a veces el enemigo quiere golearnos, pero tenemos un guardameta que no se le escapa nada, Jesús es nuestro guardameta y no permitirá que perdamos, pues por medio de El tenemos la victoria, por lo tanto jamás nos demos por vencidos, vivamos cada día con el único propósito de agradar a Dios en todo lo que hagamos y dando testimonio que El si puede cambiar vidas, porque nosotros somos ejemplo de ello.

Qué lindo se siente estar en la nomina de Dios, estar entre los hijos con los que cuenta nuestro Padre Celestial, por lo tanto cumplamos como se debe, démosle valor al hecho de que Dios nos ha tomado en cuenta en su nomina, viviendo una vida que realmente lo satisfaga.

Nosotros ya somos campeones, ya somos más que vencedores por medio de aquel que un día nos amo dando su vida por nosotros y haciéndonos participe de su nomina para derrotar al reino de las tinieblas.

Jesús nos ha dado la Victoria y ahora ¿Quién podrá derrotarnos?

“Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”. 1 Corintios 15: 57

miércoles, 23 de junio de 2010

Eco

Un hijo y su padre estaban caminando en las montañas. De repente, el hijo se cayó, se lastimó y gritó: ¡¡¡AAAhhhhhhhhhhhhhhh ! ! !
Para su sorpresa, oyó una voz repitiendo, en algún lugar en la montaña: ¡¡¡AAAhhhhhhhhhhhhhhh ! ! !


Con curiosidad, el niño gritó: ¿Quién eres tú? Recibió de respuesta: ¿Quién eres tú? Enojado con la respuesta, gritó: ¡¡¡Cobarde!!! Recibió de respuesta: ¡¡¡Cobarde!!! Miró a su padre y le preguntó: ¿Qué sucede? El padre sonrió y dijo: “Hijo, presta atención” Y entonces el padre gritó a la montaña: “Te admiro” La voz respondió: “Te admiro” De nuevo el hombre gritó: “Eres un tonto” La voz respondió: “Eres un tonto” El niño estaba asombrado, pero no entendìa. Luego el padre explicó: “La gente lo llama ECO, pero en realidad es la VIDA…Te devuelve todo lo que dices o haces… Nuestra vida es simplemente reflejo de nuestras acciones. Si deseas màs amor en el mundo, crea màs amor a tu alrededor… Si deseas mas competitividad en tu grupo, ejercita tu competencia… Esta relación se aplica a todos los aspectos de la vida… La vida te darà de regreso exactamente aquello que tú le has dado. “Tu vida no es una coincidencia… Es un reflejo de ti”
Alguien dijo: “Si no te gusta lo que recibes de vuelta, revisa lo que emites”



No os engañeis: Dios no puede ser burlado: que todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Gálatas 6:7

lunes, 21 de junio de 2010

Y TÚ ¿QUÉ ERES?


Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.
Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó huevos, en la otra zanahorias y en la última colocó café. Las dejó hervir sin decir palabra. La hija esperó impaciente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente colocó el café y lo puso en un tercer recipiente y mirando a su hija le dijo: Querida, ¿qué ves? zanahorias, huevos y café, respondió la hija. La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias.

Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Seguidamente le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma. Humildemente la hija preguntó: ¿Qué significa esto, padre? El le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura, pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua hirviendo frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café sin embargo eran únicos; después de estar en agua hirviendo, habían cambiado el agua.

¿Cuál eres tú?, le preguntó a su hija. Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? Eres una zanahoria que parece fuerte pero cuando la adversidad y el calor te tocan, te vuelves débil, presa fácil para Satanás, pues pierdes tu fortaleza.

¿Eres un huevo, que comienza con un corazón blando, poseyendo un espíritu fluido, pero después de una prueba la pérdida de un trabajo o de un ser querido, te vuelves duro y rígido y comienzas a cuestionar a Dios? Por fuera te ves igual, pero, eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido.

¿O eres un grano de café? El café cambia el agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café cuando las circunstancias son adversas, vas a cambiar las circunstancias como el grano de café cambia el agua, recuerda, las circunstancias no deben regir tu vida, pues Dios está por encima de cualquier circunstancia y para Él no hay nada imposible.

"Mas él conoce mi camino; me probará, y saldré como oro."
Job 23:10

viernes, 18 de junio de 2010

¡Sacúdete y Sube!


Se cuenta de cierto campesino que tenía una mula ya vieja. En un lamentable descuido, la mula cayó en un pozo que había en la finca. El campesino oyó los bramidos del animal, y corrió para ver lo que ocurría. Le dio pena ver a su fiel servidora en esa condición, pero después de analizar cuidadosamente la situación, creyó que no había modo de salvar al pobre animal, y que más valía sepultarla en el mismo pozo.


El campesino llamó a sus vecinos y les contó lo que estaba ocurriendo y los enlistó para que le ayudaran a enterrar la mula en el pozo para que no continuara sufriendo. Al principio, la mula se puso histérica. Pero a medida que el campesino y sus vecinos continuaban paleando tierra sobre sus lomos, una idea vino a su mente.


A la mula se le ocurrió que cada vez que una pala de tierra cayera sobre sus lomos. ¡ELLA DEBÍA SACUDIRSE Y SUBIR SOBRE LA TIERRA! Esto hizo la mula palazo tras palazo. "¡SACÚDETE Y SUBE. Sacúdete y sube, sacúdete y sube!" repetía la mula para alentarse a sí misma. No importaba cuan dolorosos fueran los golpes de la tierra y las piedras sobre su lomo, o lo tormentoso de la situación, la mula luchó contra el pánico, y continuó SACUDIÉNDOSE Y SUBIENDO, así sus pies se fueron elevando de nivel del piso. Los hombres sorprendidos captaron la estrategia de la mula, y eso los alentó a continuar paleando. Poco a poco se pudo llegar hasta el punto en que la mula cansada y abatida pudo salir de un brinco de las paredes de aquel pozo.


La tierra que parecía que la enterraría, se convirtió en su bendición, todo por la manera en la que ella enfrentó la adversidad.


¡ASÍ ES LA VIDA! Si enfrentamos nuestros problemas y respondemos positivamente, y rehusamos dar lugar al pánico, a la amargura, y las lamentaciones de nuestra baja autoestima, las adversidades, que vienen a nuestra vida a tratar de enterrarnos, nos darán el potencial para poder salir beneficiados y bendecidos.

"Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en la tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;" Romanos 5:3-4

miércoles, 16 de junio de 2010

Parábola del Lápiz

Un hacedor de lapices tomó un lápiz justo antes de meterlo en su caja, y le dió unos consejos. -Le dijo:

"Hay 5 cosas que debes saber antes que seas enviado al mundo. Siempre recuerdalas y serás el mejor lápiz del mundo."

Las 5 cosas son las siguientes:

1- Siempre harás cosas grandiosas, pero solo si te dejas sostener en la mano de alguien más.

2- Experimentarás el dolor en algunas ocasiones en que te saquen punta, pero será necesario para que seas cada vez un mejor lápiz.

3- Tendrás errores, pero tendrás un borrador para corregirlos todos.

4- La parte más importante de ti es la que llevas dentro, y ......

5- En cualquier superficie que seas usado, tendrás que dejar tu marca. No importan las circunstancias o las condiciones, deberás continuar escribiendo.

El lápiz entró en su caja prometiendo recordar estas 5 cosas y con un propósito en su corazón de ser útil.

Ahora podríamos ponernos nosotros en el lugar del lápiz y recordar estas 5 cosas para ser, cada día, una mejor persona.

1- Siempre harás cosas grandiosas, pero solo si te dejas sostener en la mano de Dios.

2- Experimentaras el dolor en algunas ocasiones de las luchas y tribulaciones, pero será necesario para que seas más fuerte y valiente cada vez.

3- Tendrás errores, pero tendrás humildad para corregirlos todos y crecer por medio de ellos.

4- La parte más importante de ti es la que llevas dentro del corazon, y

5- En cualquier superficie que camines, tendrás que dejar tu marca. No importan las circunstancias o las condiciones, deberás continuar sirviendo a Dios en cada momento.

Servir a Dios es uno de los privilegios
más hermoso que tiene el creyente.

jueves, 10 de junio de 2010

La Asamblea


Cuentan que en una carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias.

El MARTILLO ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? hacía demasiado ruido Y, además se pasaba todo el tiempo golpeando.

EI martillo aceptó su culpa, pero a su vez pidió la expulsión de LA LIJA. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás. Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsada LA HUINCHA DE MEDIR, que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera la única perfecta. LA HUINCHA, ante el ataque pidió a su vez la expulsión de EL ATORNILLADOR, dijo que había que darles muchas vueltas para que sirviera para algo.

En eso entró EL CARPINTERO - se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó al martillo, la lija, la huincha y el atornillador. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un lindo mueble.

Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra EL SERRUCHO y dijo: "Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos"

La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el atornillador unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que la huincha era precisa y exacta. Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad.

Ocurre lo mismo con los seres humanos. Observen y lo comprobarán. Cuando en una empresa el personal busca a menudo defectos en los demás la situación se vuelve tensa y negativa. En cambio, al tratar con sinceridad de percibir los puntos fuertes de los demás, es cuando florecen los mejores logros humanos.

La Biblia, refiriéndose a la Iglesia como un cuerpo, expresa lo siguiente: "Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie: porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como Él quiso. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros. Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro. Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular." (1 Corintios 12:14-27)


¡Es tan fácil encontrar defectos! Cualquiera puede hacerlo, pero, con la ayuda de Dios, podemos encontrar cualidades en otros, de tal manera que nos capacite a inspirar todos los éxitos humanos.


¿Te esforzarás en ser como el "CARPINTERO"?


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miércoles, 9 de junio de 2010

¡Cambia tus zapatos!


En una fábrica había un grupo de operarios que eran infelices. Su sueldo era bueno, sus horas de trabajo eran las adecuadas, las condiciones de trabajo eran excelentes. Estos operarios admitían todo eso; no obstante su descontento era marcado. La gerencia estaba perpleja y preocupada. Finalmente, se llamó a un psicólogo industrial. El profesional estudió la situación y descubrió que el problema estaba en los zapatos de los trabajadores.

Los operarios tenían que estar de pie por largos períodos de tiempo y sus pies y piernas quedaban extremadamente cansados porque sus zapatos no eran los adecuados para ese tipo de esfuerzo. La fatiga que comenzaba en sus pies se desparramaba por los nervios. Y así cualquier dificultad, por pequeña que fuera, se transformaba en un problema serio. La empresa mandó a hacer zapatos especiales y el descontento desapareció.

Frecuentemente lo mismo pasa con nosotros. La cosa más simple nos afecta. Un día desagradable nos arruina toda la semana. Una palabra dura pone fin a una amistad. Un mal hábito deteriora un carácter. Una pequeña preocupación da inicio a una cadena de preocupaciones. Un pequeño dolor puede ser amplificado en nuestra mente al punto de transformarse en una enfermedad incurable. Una llave que gotea puede irritarnos mucho. De hecho, la mayoría de nosotros debemos confesar que logramos hacer que los pequeños contratiempos se tornen en verdaderas montañas.

¿Es usted una persona alegre? Se puede tener momentos de alegría originada por la obtención de cosas buenas, de logros merecidos, etc... Pero la verdadera felicidad no depende de las cosas que pasan a nuestro alrededor, ni de los triunfos obtenidos. Ella proviene de fuentes internas de la vida de la persona. Es una actitud de vida basada en una experiencia muy fuerte a nivel espiritual.

El apóstol Pablo estaba encarcelado en Roma, estaba como un águila enjaulada. Habían logrado detenerlo en su misión de llevar las buenas noticias de que en Jesús hay vida eterna, sus enemigos estaban contentos. Pero Pablo, aunque encadenado, había aprendido que la felicidad no depende de las circunstancias que le tocaban vivir, sino de su alma. En esas condiciones le escribió una carta a una Iglesia en la ciudad de Filipos, que puede ser leída en menos de 10 minutos, dieciséis veces les habla sobre la importancia de alegrarse y ser feliz.

¿Cómo un hombre que está en la cárcel, encadenado, puede hablar de felicidad? ¿No sería lógico que su carta estuviera saturada de quejas, protestas, reclamos, pedido de ayuda? ¿Qué pasó en la vida de Pablo que lo hacían un hombre diferente? Un hombre que a pesar de las dificultades seguía siendo feliz. El secreto es que Pablo le había pedido a Dios que se involucrara en su historia; había abierto su corazón sinceramente a Dios y lo buscó y lo encontró y Dios le cambió su vida.

¡Cambia tus Zapatos!. Dios es la fuente de la verdadera felicidad. Hay un solo camino para llegar a Él. Ese camino es Jesús. Si no eres feliz, te animo a que ores con fe y le pidas a Jesús que perdone todos tus pecados, que intervenga en tu vida, que la cambie al punto de hacer todo nuevo. Y la paz y felicidad indestructible fluirá de tu interior.


Estad siempre gozosos. (1 Tesalonicenses 5:16)

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martes, 8 de junio de 2010

El Barbero


Un hombre fue a una barbería a cortarse el cabello y recortarse la barba, y como es costumbre entablo una amena conversación con la persona que le atendía.

Hablaban de tantas cosas y tocaron muchos temas, de pronto tocaron el tema de Dios, el barbero dijo:
Fíjese caballero que yo no creo que Dios exista, como usted dice.

Pero, ¿porque dice usted eso? pregunto el cliente.

Pues es muy fácil, basta con salir a la calle para darse cuenta de que Dios no existe, o dígame, acaso si Dios existiera, habrían tantos enfermos, habría niños abandonados, si Dios existiera no habría sufrimiento ni tanto dolor para la humanidad, yo no puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas.

El cliente se quedo pensando un momento, pero no quiso responder para evitar una discusión.

El barbero termino su trabajo y el cliente salió del negocio. Recién abandonaba la barbería cuando vio en la calle a un hombre con la barba y el cabello largo, al parecer hacia mucho tiempo que no se lo cortaba y se veía muy desarreglado. Entonces entro de nuevo a la barbería y le dijo al barbero.

¿Sabe una cosa? los barberos no existen.

¿Cómo que no existen? pregunto el barbero. Si aquí estoy yo y soy barbero.

¡No! Dijo el cliente, no existen porque si existieran no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese hombre que va por la calle.

Ah, los barberos si existen, lo que pasa es que esas personas no vienen hacia mí.

¡Exacto! Dijo el cliente Ese es el punto, Dios si existe lo que pasa es que las personas no van hacia él y no le buscan, por eso hay tanto dolor y miseria.

Dice el necio en su corazón: No hay Dios...(Salmos 14:1)

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viernes, 4 de junio de 2010

Triple Filtro

En la antigua Grecia, Sócrates (470 – 399 AC), era un maestro reconocido por su sabiduría.
Un día, el gran filósofo se encontró con un conocido, que le dijo muy molesto:
“Sócrates, ¿sabes lo que acabo de oír de uno de tus alumnos?”

“Un momento” respondió Sócrates. “Antes de decirme nada me gustaría que pasaras una pequeña prueba. Se llama la prueba del triple filtro”.

“¿Triple filtro?”
“Eso es”, continuó Sócrates. “Antes de contarme lo que sea sobre mi alumno, es una buena idea pensarlo un poco y filtrar lo que vayas a decirme.

El primer filtro es el de la Verdad. ¿Estás completamente seguro que lo que vas a decirme es cierto?”
“No, me acabo de enterar y…”

“Bien”, dijo Sócrates. “Con que no sabes si es cierto lo que quieres contarme.
Veamos el segundo filtro, que es el de la Bondad. ¿Quieres contarme algo bueno de mi alumno?”
“No. Todo lo contrario…”

Con que quieres contarme algo malo de él, que no sabes siquiera si es cierto, le interrumpió Sócrates.

Aún puedes pasar la prueba, pues queda un tercer filtro: el filtro de la Utilidad. ¿Me va a ser útil esto que me quieres contar de mi alumno?”
“No. No mucho”

“Por lo tanto” concluyó Sócrates, “si lo que quieres contarme puede no ser cierto, no es bueno, ni es útil, ¿para qué contarlo?”


Esto sabéis, mis amados hermanos. Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, Santiago 1:19

Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño. Salmos 34:13

Porque mi boca hablará verdad, Y la impiedad abominan mis labios. Proverbios 8:7

Y mi lengua hablará de tu justicia y de tu alabanza todo el día. Salmos 35:28

Mi boca hablará sabiduría; Y el pensamiento de mi corazón inteligencia. Salmos 49:3

jueves, 3 de junio de 2010

Cristo arquetipo de la madurez

Al querer hacer la descripción del cristiano maduro no podemos dejar de lado el contexto de la enseñanza del Nuevo Testamento, ya que en el actuar y obrar y pensar de Jesucristo encontramos del parámetro del Ser Maduro, en la plenitud de su humanidad. A esta vida entramos por la fe e iremos creciendo en la medida del conocimiento y cambio de actitud. La vida de fe la definiremos diciendo que es un estado de experimentar una “preocupación última”.El hombre como todo ser viviente se preocupa por muchas cosas, sobre todo por aquellas que condicionan su misma existencia: alimento, techo, trabajo. Pero a su vez tiene preocupaciones espirituales, cognoscitivas, estéticas, sociales, etc. Algunas pueden ser urgentes y cada una de ellas así como las preocupación última de la vida humana. Si se postula como “última” exige la entrega total de quien la acepte. La fe entonces en cuanto “preocupación última” es un acto de toda la personalidad. La fe es el acto más personal de la mente humana. No es el movimiento de una determinada parte del ser sino de su conjunto. Siendo así participa en la dinámica de la vida personal, ya sea en la inconsciente como en la consciente del ser.La entrega total se produce al ser atraídos, fascinados por Dios, creándose una corriente de relación íntima como acto de la fe genuina. Esta respuesta activa y creativa a tal realidad en forma continua, actitud que permitirá el acrecentamiento del perfil humano por la reubicación de los valores naturales y la incorpo¬ración de los caracteres de Cristo. El Apóstol Pablo lo definió de esta manera: “no vivo ya yo mas vive Cristo en mi. (Gál.2:20), lo cual tiende a la concreción del “varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”(Efesios 4:13).Cristo es el arquetipo, el parámetro del hombre perfecto, el que vivió la plena humanidad. Ahora debemos tener en cuenta que Dios no ha exigido al hombre que llegará a ser perfecto, auténtico, sino que Dios nos da la “nueva vida” por la fe, entrega total. Quiere decir que esta vida nueva o si queremos llamarla de Madurez Cristiana se vive en la fe, en el conocimiento y en el amor de Cristo.La Madurez Cristiana como principio no es subjetiva e individualista, sino que es, crecer y se desarrolla en la comunidad, en la Iglesia, mediante “la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Efesios 4:12). Cristo nuestro parámetro es aprehendido dentro de la comunidad como actuando y ofreciéndose a sí mismo.Sabe a su vez y esta seguro de que aún no goa de la total plenitud. “No, hermanos, todavía no soy el que debo ser, pero eso sí, olvidando el pasado y con la mirada fija en lo que está por delante, me esfuerzo hasta lo último por llegar a la me¬ta…”(Fil.3:13-14 Bibl. Viv.). Es consciente de sus limitaciones, imperfecciones, y que no siempre coincide el ser perfecto con las decisiones que la vida nos confronta.Es aquí donde reconoce la necesidad de una orientación para las decisiones, una suerte de “ley” que lo guíe. Esta situación la expresa Pablo en forma personal en 1 Co.9:20-21; allí asegura que está bajo la “ley de Cristo”. Esto que en principio parece una contradicción, ya que el cristiano es libre, no lo es cuando se pregunta para qué es libre? ¿Para vivir egoístamente, individualmente, en la “carne”? No, sino para colocarse al servicio de los otros en amor. Así encuentra la orientación necesaria para desarrollar su actividad en ese contexto del Nuevo Testamento en la manera que Cristo pensó y actuó.Es decir que la Madurez Cristiana no es tanto un estado como una actividad, un darse, un pensar, que está motivado solamente por el amor. El resumen de la ley dad a Israel, la vida y la enseñan¬za de Jesús, la perfecta ley de libertad o la vida en el Espíri¬tu, “Madurez”, convergen en un foco: Amor. Esta es la ley que guía la marcha del cristiano: Amor en Cristo.Esto nos permite actuar en la entrega total, reconocer lo que Juan el Bautista declara: “Es necesario que él Cristo crezca, pero que yo mengüe” (Jun.3:30). Entonces nuestras pautas de conducta serán distintas, sustancialmente distintas.El apóstol Pablo puede llegar a decir: “Sed imitadores de mí, como yo de Cristo” (1 Co.11:1). Nuestra exteriorización de las vivencias de la fe estarán signadas por los frutos del Espíritu, no teniendo por cierto visos del “viejo hombre”. Podremos vivir realidades tan básicas como perdonar a nuestros deudores y enemigos porque tendremos una actitud de amor y no de condena.La vida que ahora viven es completamente nueva: cada día, pues, aprenden ustedes, más de lo que es justo; traten de asemejarse más a Cristo, creador de esta nueva vida” (Col.3:10 Biblia Viviente).

¿Dónde están tus manos Señor?

Cuando observo el campo sin arar, cuando los utensilios de labranza están olvidados, cuando la tierra está quebrada y abandonada me pregunto: ¿dónde están las manos de Dios?

Cuando observo la injusticia, la corrupción, el que explota al débil; cuando veo al prepotente pedante enriquecerse del ignorante y del pobre, del obrero, del campesino carente de recursos para defender sus derechos, me pregunto: ¿dónde están las manos de Dios?
Cuando contemplo a esa anciana olvidada; cuando su mirada es nostalgia y balbucea todavía algunas palabras de amor por el hijo que la abandonó, me pregunto: ¿dónde están las manos de Dios?

Cuando veo al moribundo en su agonía llena de dolor; cuando observo a su pareja deseando no verle sufrir; cuando el sufrimiento es intolerable y su lecho se convierte en un grito de súplica de paz, me pregunto: ¿dónde están las manos de Dios?

Cuando miro a ese joven antes fuerte y decidido, ahora embrutecido por la droga y el alcohol, cuando veo titubeante lo que antes era una inteligencia brillante y ahora harapos sin rumbo ni destino, me pregunto: ¿dónde están las manos de Dios?

Cuando a esa niña que debería soñar en fantasías, la veo arrastrar su existencia y en su rostro se refleja ya el hastío de vivir, y buscando sobrevivir se pinta la boca, se ciñe el vestido y sale a vender su cuerpo, me pregunto ¿dónde están las manos de Dios?

Cuando aquel pequeño a las tres de la madrugada me ofrece su revista, su cajita de dulces sin vender, cuando lo veo dormir en alguna calle de la ciudad titiritando de frío, con unos cuantos diarios que cubren su frágil cuerpecito, cuando su mirada me reclama una caricia, cuando lo veo sin esperanzas vagar con la única compañía de un perro callejero, me pregunto: ¿dónde están las manos de Dios?

Y me enfrento a Él y le pregunto: ¿dónde están tus manos, Señor? Para luchar por la justicia, para dar una caricia, un consuelo al abandonado, rescatar a la juventud de las drogas, dar amor y ternura a los olvidados.

Después de un largo silencio escuché Su voz que me reclamó: "no te das cuenta que tú eres mis manos, atrévete a usarlas para lo que fueron hechas, para dar amor y alcanzar estrellas".

Y comprendí que las manos de Dios somos "TU y YO", los que tenemos la voluntad, el conocimiento y el ímpetu de luchar por un mundo más humano y justo, aquellos cuyos ideales sean tan altos que no puedan dejar de acudir a la llamada del Señor, aquellos que desafiando el dolor, la crítica y la blasfemia se niegan a sí mismos para ser las manos de Dios.

Señor, ahora me doy cuenta que mis manos están sin llenar, que no han dado lo que deberían de dar, te pido ahora perdón por el amor que me diste y no he sabido compartir, las debo usar para amar y conquistar la grandeza de la creación.

El mundo necesita de esas, manos llenas de ideales y estrellas, cuya obra magna sea contribuir día a día, a forjar una nueva civilización que busque valores superiores, que compartan generosamente lo que Dios nos ha dado y puedan llegar al final vacías, porque entregaron todo con amor, para lo que fueron creadas.

Y Dios seguramente dirá: ¡ESAS SON MIS MANOS!

"y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado." Apocalipsis 2:3

miércoles, 2 de junio de 2010

¿Por qué tuvo que pasarme a mí?


La tropa avanzaba paso a paso. La selva estaba espesa y húmeda, el suelo lleno de barro y el peligro acechaba en cada metro del sendero.

En eso Lewis B. Puller, teniente del ejército estadounidense que peleaba en Vietnam, pisó una trampa explosiva. Para todo soldado que hablaba inglés, era literalmente una “trampa caza-bobos”. La explosión no lo mató, pero le mutiló las dos piernas y parte de las manos.

Librado de la muerte, Lewie Puller regresó a su país, estudió derecho a fin de convertirse en abogado, se casó y tuvo hijos y hasta escribió un libro titulado "Hijo Afortunado", el cual ganó un premio. Pero su vida nunca dejó de arrastrar el dolor de la guerra. Un día, no aguantando más su pena, se suicidó. La revista Time publicó su obituario y le puso por título: “La herida que nunca sanó”

Las guerras de este mundo siguen cobrando sus víctimas, aún después de pasados muchos años. El Teniente Puller, hijo del General Puller, el hombre más condecorado de la marina estadounidense, parecía ser un triunfador. Se sobrepuso a la pérdida de sus piernas. Vivió veintiséis años con su esposa. Y escribió, con éxito , su autobiografía. pero la Psicosis de la guerra lo tenía marcado.

Puller se sumergió en el alcohol. Eso provocó problemas en su matrimonio, acelerando la separación de su esposa. La herida psicológica de Vietnam, que nunca sanó, terminó destruyéndolo.

Hay heridas del alma peores que las del cuerpo. Muchos hombres lisiados de gravedad han podido sobrevivir, recuperarse y hasta ser felices. Pero Puller cayó víctima de otra herida. Allá en el fondo de su alma hubo siempre una úlcera, una llaga abierta que continuamente preguntaba: ¿Por qué tuvo que pasarme a mí?

Buscó alivio en el alcohol, pero éste también es una “trampa caza-bobos” tan destructiva como aquella otra que le mutiló las piernas en plena selva.

Nos gustaría poder dar a conocer otros detalles agradables respecto a este hombre y darle a su biografía un final feliz. Pero la realidad suele a veces ser cruel. No hay consuelo en el alcohol. No hay salvación en las drogas. No hay fuerza vital verdadera en la erudición ni en la literatura. Lo único que puede sanar las heridas del alma es una experiencia espiritual.

Jesucristo es quien consuela a los afligidos, levanta a los caídos, anima a los deprimidos y libera a los cautivos. Sólo Cristo salva, restaura, redime y transforma. Vengan a mí, nos dice a todos. Aceptemos su invitación.


He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad. Jeremías 33:6

martes, 1 de junio de 2010

La Cuerda

Cuentan que un alpinista, desesperado por conquistar el Aconcagua, inició su travesía después de años de preparación, pero quería la gloria para el solo, por lo tanto, subió sin compañeros. Empezó a subir y se le fue haciendo tarde, y más tarde, y no se preparó para acampar, sino que decidió seguir subiendo decidido a llegar a la cima.

Obscureció, la noche cayó con gran pesadez en la altura de la montaña, ya no se podía ver absolutamente nada.
Todo era negro, cero visibilidad, no había luna y las estrellas eran cubiertas por las nubes. Subiendo por un acantilado, a solo cien metros de la cima, se resbaló y se desplomó por los aires. Caía a una velocidad vertiginosa, solo podía ver veloces manchas cada vez más oscuras que pasaban en la misma oscuridad y la terrible sensación de ser succionado por la gravedad.
Seguía cayendo y en esos angustiantes momentos, pasaron por su mente todos sus gratos y no tan gratos momentos de la vida, pensaba que iba a morir, sin embargo, de repente sintió un tirón tan fuerte que casi lo parte en dos.

Como todo alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la cintura.
En esos momentos de quietud, suspendido por los aires, no le quedó más que gritar:

¡¡¡AYÚDAME DIOS MIO!!!
De repente una voz grave y profunda de los cielos le contestó:
¿QUE QUIERES QUE HAGA HIJO MIO?
¡¡¡Sálvame Dios mío!!!
¿REALMENTE CREES QUE TE PUEDO SALVAR?
¡¡¡Por supuesto, Señor!!!
ENTONCES CORTA LA CUERDA QUE TE SOSTIENE

Hubo un momento de silencio y quietud. El hombre se aferró más a la cuerda y reflexionó.
Cuenta el equipo de rescate, que al otro día, encontraron colgado a un alpinista congelado, muerto, agarrado con fuerza, con las manos a una cuerda a tan solo DOS METROS DEL SUELO.

¿Y Tú? ¿Que tan confiado estas de tu cuerda?
¿Por qué no la sueltas?
Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Proverbios 3:5 (NVI)